Miles de veteranos de Estados Unidos transformaron el Día de los Veteranos en una jornada de protesta: en más de 75 ciudades —incluidas Nueva York, Washington, Chicago, Los Ángeles y Boston— marcharon con un mensaje contundente: “NO A LA GUERRA CONTRA NUESTRAS PROPIAS COMUNIDADES.” Vestidos muchos con sus antiguos uniformes, denunciaron el uso de tropas en operaciones internas y exigieron respeto, justicia social y políticas públicas que honren su servicio con hechos, no con discursos.

Del frente a la defensa civil

Entre los manifestantes destacaron veteranos de Irak, Afganistán y misiones recientes. Para ellos, ver soldados desplegados en sus vecindarios contradice el juramento de proteger la libertad y los derechos civiles. Además, reclamaron recortes en salud, educación y programas de apoyo psicológico para veteranos, mientras —señalaron— crecen los fondos para operaciones militares.

“Los veteranos no necesitamos agradecimientos vacíos. Necesitamos un gobierno que honre nuestro sacrificio con hechos, no con discursos”, afirmaron portavoces del movimiento.

Una protesta intergeneracional

En Washington, jóvenes soldados retirados marcharon junto a veteranos de la guerra de Vietnam. Los unió la demanda de evitar que el país viva bajo represión militar y de defender a sus familias. Sus consignas por la paz y contra la concentración de poder resonaron en plazas y edificios gubernamentales, reivindicando que el patriotismotambién se ejerce desde la disidencia.

Un nuevo significado de “servir”

Lo que comenzó como iniciativa local devino en red nacional de veteranos pacifistas. Su horizonte trasciende una política particular: redefinir el servicio militar y recuperar la moral colectiva.

“Servir no es obedecer órdenes injustas, sino defender la dignidad humana”, expresaron en su manifiesto.

Los veteranos subrayan que su lucha continúa, no en campos lejanos, sino en las calles donde crecieron, para construir una nación más justa, sin miedo ni ocupación militar.