El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a endurecer su discurso contra los supuestos narcotraficantes en América Latina y afirmó que Washington se prepara para lanzar ataques terrestres como parte de su estrategia antidrogas, tras la campaña de bombardeos contra embarcaciones en el mar Caribe y el océano Pacífico que ha generado fuertes críticas en la comunidad internacional.

Durante un acto en la sede del Departamento de Estado, Trump defendió su política de uso de la fuerza fuera del territorio estadounidense y presumió que el flujo de drogas por vía marítima hacia Estados Unidos ha caído 94 %gracias a estas operaciones.

“Hemos adoptado una postura muy dura, y a la gente le gusta”, afirmó. “El flujo de drogas hacia nuestro país por vía marítima ha caído un 94 por ciento. Estoy intentando hallar de dónde viene el otro seis por ciento, porque tienen que ser las personas más valientes”.

“Conocemos cada ruta y cada edificio”: la promesa de ataques por tierra

Trump recalcó que la próxima fase de su estrategia será llevar esta ofensiva del mar a tierra firme en países de América Latina, asegurando que su gobierno tiene plenamente identificados a los objetivos:

“Empezaremos a hacer lo mismo por tierra, ya que conocemos cada ruta, cada edificio y dónde viven. Lo sabemos todo sobre ellos”, sostuvo el mandatario, en alusión a los presuntos operadores del tráfico de drogas.

Sus declaraciones se producen en un contexto de condena internacional a la campaña de bombardeos contra “narcolanchas” en aguas internacionales, operativos que han dejado más de 80 personas muertas, según los reportes oficiales.

“Es como una guerra”: Trump justifica la ofensiva por el número de muertes

El presidente estadounidense comparó la crisis de drogas con un conflicto armado, argumentando que la magnitud de las muertes por consumo en su país exige medidas extraordinarias:

Trump aseguró que “300,000 personas” murieron el año pasado en Estados Unidos por causas relacionadas con las drogas y calificó la situación como “una guerra terrible”. “No voy a dejar que esto siga pasando”, subrayó.

Críticos de la estrategia han señalado que los ataques contra embarcaciones en alta mar podrían violar el derecho internacional y ponen en riesgo a personas que no han sido sometidas a procesos judiciales, además de tensar las relaciones con países de América Latina.

Diversas organizaciones de derechos humanos y gobiernos latinoamericanos han pedido transparencia sobre las reglas de enfrentamiento, garantías para la población civil y respeto a la soberanía de los países donde podrían llevarse a cabo los ataques terrestres anunciados por Trump.

Mientras la Casa Blanca insiste en que se trata de una “guerra contra las drogas”, crecen las voces que cuestionan si esta estrategia basada en bombardeos y posibles incursiones por tierra realmente atacará las raíces del narco o, por el contrario, abrirá un nuevo capítulo de tensión y violencia en el continente.