Un terremoto de magnitud 6.1 sacudió la noche del domingo la provincia de Balıkesir, en el noroeste de Turquía, con epicentro en el distrito de Sındırgı. El movimiento ocurrió alrededor de las 19:53 hora local y tuvo una profundidad relativamente superficial, lo que potenció sus efectos en áreas pobladas.

Las autoridades y balances locales han reportado al menos una persona fallecida —un adulto mayor que fue rescatado con vida pero murió posteriormente en el hospital— y cifras de heridos que varían según la fuente: algunas notas oficiales citadas por medios internacionales hablan de 29 hospitalizados, mientras que reportes regionales y ensamblajes de datos posteriores elevan el conteo a alrededor de 52 personas atendidas por lesiones o por pánico y desalojos.

El sismo provocó el derrumbe de decenas de edificaciones en núcleos rurales y poblados cercanos; el recuento preliminar indica al menos 16 construcciones desplomadas y numerosos inmuebles con daños graves, aunque gran parte de las estructuras colapsadas eran viviendas abandonadas. Equipos de búsqueda y rescate actuaron en el lugar y, según los reportes, las operaciones principales se han dado por concluidas tras la estabilización del escenario.

El fenómeno se sintió en un amplio radio: la sacudida alcanzó a ciudades importantes como Estambul y Esmirna, a cerca de 200 kilómetros del epicentro, y más de 200 réplicas fueron registradas en las horas posteriores —la mayor, entre magnitud 4.4 y 4.6 según distintos registros—, lo que obligó a muchos residentes a pasar la noche al aire libre por temor a nuevos derrumbes.

Las autoridades locales anunciaron medidas inmediatas —cortes parciales, inspecciones estructurales y la detención de responsables ligados a la construcción de un edificio que se derrumbó— y habilitaron atenciones médicas para los afectados; varios heridos ya han sido dados de alta tras recibir atención, indicaron fuentes sanitarias. Las labores de evaluación de daños y de apoyo a las familias continúan en la zona.

El temblor recuerda la elevada vulnerabilidad sísmica de la región del Mármara: un precedente trágico fue el terremoto del 17 de agosto de 1999, que causó decenas de miles de víctimas y daños masivos en la misma área metropolitana y sus alrededores, un recuerdo que motiva las evaluaciones rápidas de riesgo y las inspecciones posteriores a cada movimiento importante.