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Reconocimiento de Palestina: un paso moral para intentar salvar la solución de dos Estados

El Reino Unido se suma a más de 150 países y plantea que el reconocimiento es condición para avanzar hacia una paz justa, segura y sostenible.

26 de septiembre de 2025

Nueva York

Redacción

El anuncio del Reino Unido de reconocer al Estado de Palestina se presenta como una decisión de alcances políticos y éticos: según sus promotores, responde a un imperativo moral vinculado a la búsqueda de justicia, respeto al derecho internacional y la aspiración a una paz duradera. Con esta decisión, Londres se suma a más de 150 miembros de la ONU, entre ellos México, en un gesto que sus autoridades describen como compatible con la seguridad de Israel y con la preservación del proyecto de dos Estados.


El gobierno británico sostiene que la grave situación en Gaza, la expansión de los asentamientos y los desplazamientos en Cisjordania, así como la presencia de rehenes, han erosionado la viabilidad de una salida negociada si no se actúa con determinación. Por eso, el reconocimiento se plantea no como una solución autónoma, sino como un elemento dentro de un Marco Integral para la Paz que aborda gobernanza, seguridad, acceso humanitario y reformas necesarias para una transición política sostenible.


En el planteamiento oficial queda claro que Hamás continúa siendo considerado una organización terrorista proscrita y que no se le concede un papel futuro en la gobernanza de Gaza; las exigencias incluyen la liberación de todos los rehenes y el compromiso con el desarme. A la vez, se enfatiza que el respaldo a la autodeterminación palestina no contraviene la seguridad de Israel: en la visión del Reino Unido, un Estado palestino viable y un Israel seguro son objetivos complementarios.


El reconocimiento se realizó en coordinación con aliados como Canadá, Francia y Australia, con quienes se trabaja para definir acuerdos que garanticen la igualdad de derechos y sienten bases técnicas y políticas para avanzar hacia negociaciones más amplias. No obstante, el propio Gobierno británico advierte que el reconocimiento por sí solo no resolverá la crisis: requiere de acompañamiento diplomático, compromisos de reformas de la Autoridad Palestina y medidas concretas para aislar a quienes promocionan la violencia.


Entre las prioridades inmediatas que el Reino Unido plantea están el cese del conflicto en Gaza, la liberación inmediata e incondicional de los rehenes y la mejora sustantiva en los mecanismos de entrega de ayuda humanitaria para la población civil. En paralelo, se propone reforzar a las voces moderadas y democráticas palestinas y articular esfuerzos internacionales para combatir el terrorismo y el extremismo en la región.


Los promotores de la medida sostienen que ésta debe servir como punto de partida para una hoja de ruta que conduzca a la normalización plena en Oriente Medio, siempre que existan garantías sobre gobernanza, seguridad y respeto a los derechos. Sin embargo, reconocen que el camino es complejo y exige consenso internacional, políticas sostenidas y pasos concretos sobre el terreno.


El reconocimiento del Reino Unido reaviva el debate global sobre las vías para lograr una paz que combine seguridad, dignidad y justicia. En un momento de creciente polarización y sufrimiento humanitario, los países que han optado por este paso apuestan por una estrategia coordinada que pretenda transformar la situación actual en condiciones para una negociación política efectiva.

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