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¿Qué es y por qué ocurre el cierre del Gobierno de EE. UU.?

Explicación sencilla del cierre: cómo funciona, a quién afecta y por qué se repite cada cierto tiempo.

1 de octubre de 2025

Estados Unidos

Redacción

Estados Unidos entró en un cierre administrativo del gobierno a partir de la medianoche del 1 de octubre de 2025, tras el fracaso del Congreso para aprobar las leyes de gasto necesarias. El impasse obliga a que muchas agencias reduzcan operaciones y a que cientos de miles de empleados federales queden temporalmente sin trabajo o trabajen sin pago hasta que se restablezca la financiación.


¿Qué significa en la práctica un “shutdown”?

Un cierre del gobierno ocurre cuando el Congreso no aprueba las apropiaciones o una prórroga (continuing resolution) que permita a las agencias gastar fondos después del inicio del nuevo año fiscal (1 de octubre). Sin esa autorización, la Ley de Presupuesto y Control limita el gasto y obliga a las dependencias a suspender tareas no esenciales. Cada dependencia publica o tiene planes de contingencia que indican qué funciones continúan —por ejemplo, defensa y respuesta a emergencias— y cuáles se suspenden temporalmente.


¿Cuántas personas y qué servicios se ven afectados?

Las estimaciones inmediatas señalan que el cierre podría llevar al furlough (licencia sin sueldo) de cientos de miles de trabajadores federales: la Oficina del Presupuesto del Congreso (CBO) y reportes periodísticos han advertido sobre cifras del orden de hasta 750,000 empleados que podrían quedar temporalmente suspendidos, con costos diarios considerables en nóminas y efectos locales en economías que dependen de ese empleo. Además, agencias como la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) ya han anunciado la suspensión de la mayoría de sus operaciones y el furlough de gran parte de su plantilla como consecuencia del corte de fondos.


¿Qué impactos económicos ha tenido un cierre en el pasado?

El precedente más reciente y prolongado fue el cierre parcial de fines de 2018 a enero de 2019; el Congressional Budget Office estimó que aquel episodio redujo el producto interno bruto real en varios miles de millones de dólares y que parte de esa pérdida no se recuperó (cifras agregadas y efectos persistentes sobre inversión y permisos federales). Los economistas advierten que cada semana de parálisis genera un lastre medible sobre el crecimiento y sobre la confianza empresarial.


Servicios y actividades que suelen verse interrumpidos

En cierres anteriores se han cerrado o limitado: parques nacionales y museos, inspecciones regulatorias (por ejemplo en salud y alimentos), audiencias de inmigración, aprobaciones de préstamos federales, y algunos trámites administrativos. Aunque ciertos servicios críticos (control aéreo, fuerzas armadas, respuesta a emergencias) continúan operando, su funcionamiento puede verse afectado por retrasos en pagos y agotamiento de personal.


¿Por qué vuelve a ocurrir con frecuencia?

El diseño institucional obliga a que el Congreso apruebe cada año las 12 partidas presupuestarias o una ley temporal que las prorrogue. Las reglas del Senado —incluida la práctica de requerir 60 votos para superar obstrucciones en muchas votaciones importantes— y las profundas divisiones partidistas convierten cualquier negociación presupuestaria en un potencial punto de conflicto. Cuando las fuerzas políticas no alcanzan un acuerdo sobre prioridades (gasto en defensa, salud, inmigración, o condicionamientos políticos), la consecuencia automática puede ser la falta de autorización para gastar y, por tanto, el cierre.


Qué ordenaron las autoridades y qué pueden esperar las agencias

En vísperas del cese de fondos, la Oficina de Administración y Presupuesto y la Oficina de Personal (OPM) instruyeron a las agencias a activar planes de contingencia y, en algunos casos, a preparar avisos de reducción de plantilla (RIF) si el lapso de financiamiento se prolonga. Esos documentos especifican qué funciones se mantienen y qué empleados podrían ser despedidos, furloughed o requeridos para operar sin pago temporal.


Riesgos políticos y financieros

Más allá de los efectos operativos, analistas y agencias de calificadoras advierten sobre riesgos reputacionales y financieros: la repetición de impasses presupuestarios puede presionar la calificación crediticia del país y aumentar la incertidumbre macroeconómica, complicando el contexto para negocios e inversiones. Políticamente, el cierre suele traducirse en acusaciones entre partidos y en un desgaste público que puede afectar a legisladores y a la percepción del Ejecutivo.


¿Qué pueden hacer ciudadanos y empresas ahora?

  • Verificar si reciben pagos federales (beneficios, subsidios) y consultar fuentes oficiales para fechas de pago.

  • Las empresas que dependen de permisos o contratos federales deberían anticipar retrasos y comunicarse con las agencias contratantes.

  • Trabajadores federales deben revisar comunicaciones internas y portales oficiales para información sobre el estatus de su empleo y pagos.

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