El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció el 23 de septiembre de 2025 que su gobierno evalúa declarar un “estado de conmoción exterior” como respuesta a lo que calificó de «agresiones» de Estados Unidos, sin detallar por ahora las medidas concretas que implicaría la declaratoria. Maduro mostró una carpeta con el texto del posible decreto y dijo que se preparan «sendos decretos» para cualquier escenario.

La decisión ocurre en un contexto de fuerte tensión bilateral: Estados Unidos incrementó su presencia naval en el Caribe en semanas recientes —con el envío de varios buques y un submarino como parte de operaciones que, según Washington, persiguen redes de narcotráfico— y la retórica oficial de la Casa Blanca ha incluido señalamientos sobre supuestos vínculos del régimen con grupos delictivos conocidos como el “Cártel de los Soles”. Esos movimientos y advertencias fueron citados por autoridades venezolanas como parte del argumento para activar medidas extraordinarias.

Mientras tanto en Caracas, miles de simpatizantes del chavismo —entre ellos miembros de la Milicia Bolivariana y unidades militares— marcharon en actitud de respaldo a Maduro y para «defender la patria», en actos que incluyeron la exhibición de armas por parte de algunos participantes. Voceros oficiales señalaron que las instituciones deben estar listas para proteger a la población ante cualquier eventual intervención externa.

¿Qué es un estado de conmoción exterior?

La Constitución venezolana prevé la figura del estado de conmoción exterior para situaciones en las que un conflicto o agresión externa ponga “seriamente en peligro la seguridad de la nación”; la declaratoria puede tener efectos sobre el funcionamiento de ciertas instituciones y su duración puede prorrogarse por períodos establecidos en la ley. En el anuncio de Maduro no se precisó aún qué alcances prácticos tendría el eventual decreto ni cuándo se publicaría oficialmente.

Reacciones internacionales y discurso de Estados Unidos

En días recientes, el presidente estadounidense, Donald Trump, difundió en redes sociales material que se burlaba de entrenamientos de milicianas venezolanas y en la Asamblea General de la ONU insistió en la línea de que Washington enfrenta redes de tráfico de droga vinculadas a altos mandos venezolanos; el intercambio de declaraciones y la presencia militar estadounidense en el Caribe han contribuido a elevar la tensión diplomática. Caracas ha rechazado las imputaciones y califica las maniobras como una provocación que justifica medidas defensivas.

El Ejecutivo venezolano dijo estar “en preparación” del decreto y de otros instrumentos legales; la eventual publicación y su contenido marcarán la respuesta formal del país. Analistas y gobiernos aliados y opositores estarán pendientes de los detalles —por ejemplo, restricciones a derechos, movilización de fuerzas o control de fronteras— que podrían adoptarse en el marco de la figura constitucional invocada. Mientras tanto, la presencia de buques y patrullajes en la región y la exhibición pública de fuerza en Caracas mantienen un clima de alta vigilancia y polarización política.