El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, llegó a Tel Aviv en una visita de dos días destinada a supervisar la implementación del acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás y a afianzar el apoyo estadounidense a la tregua. La misión incluye encuentros con líderes israelíes y la supervisión de la sede establecida en el sur de Israel para el operativo de implementación.

Durante su estancia se prevé que Vance se reúna con el primer ministro Benjamin Netanyahu y con el presidente Isaac Herzog, además de visitar el cuartel estadounidense en el sur de Israel donde se monitorea el cumplimiento del acuerdo alcanzado el 10 de octubre. La visita se produce en un contexto de delicada estabilidad, con episodios esporádicos de violaciones a la tregua que requieren verificación y control sobre el terreno.

La llegada de Vance se da en paralelo a la presencia en Israel del enviado especial de la Casa Blanca para Oriente Medio, Steve Witkoff, y de Jared Kushner, quienes también participan en las gestiones diplomáticas para impulsar la segunda fase del acuerdo. Washington busca así consolidar los mecanismos de verificación y la entrega de ayuda humanitaria, y reducir el riesgo de una reanudación del conflicto a gran escala.

En circuitos de prensa y análisis internacionales se han recogido preocupaciones sobre la posibilidad de que el gobierno israelí reactive operaciones ofensivas si considera que el acuerdo no cumple sus objetivos de seguridad; la delegación estadounidense pretende, según fuentes informadas, asegurar compromisos claros para evitar ese escenario y preparar los pasos siguientes del proceso de estabilización.

El viaje de Vance subraya el papel activo de Estados Unidos en la mediación y en el sostenimiento de los elementos prácticos del alto al fuego —verificaciones, liberación parcial de presos y corredores humanitarios— mientras diplomáticos y mediadores regionales continúan trabajando en una fórmula más duradera para la gobernanza y la asistencia en Gaza.