Rusia lanzó durante la noche el ataque aéreo más intenso desde el inicio de la invasión, empleando una combinación masiva de drones y misiles que alcanzaron diversas zonas del país y provocaron incendios en el principal edificio gubernamental de Kiev, situado en el distrito histórico de Pecherskyi. Las autoridades ucranias informaron que el saldo preliminar del asalto es de al menos cuatro fallecidos, entre ellos un bebé, y decenas de heridos.

La fuerza aérea ucraniana detalló que Rusia lanzó 805 drones y 13 misiles, y que las defensas antiaéreas derribaron la mayoría: 751 drones y 4 misiles neutralizados, según los reportes oficiales publicados tras la operación. Pese a los interceptores, hubo impactos y fragmentación que alcanzaron edificios residenciales y estructuras críticas en Kiev y otras ciudades.

El fuego sobre el edificio donde trabaja parte del gobierno ucranio —dañado por primera vez durante esta guerra— marcó un hito simbólico y práctico en la escalada: imágenes y testigos describieron humo saliendo del último piso mientras los equipos de emergencia combatían las llamas y los bomberos realizaban rescates en edificios cercanos. Las autoridades locales confirmaron que los ataques también afectaron zonas residenciales, con apartamentos dañados y familias evacuadas.

El presidente Volodímir Zelensky calificó la acción como una matanza deliberada y reiteró su llamado a los aliados occidentales para que refuercen las defensas aéreas ucranias y aumenten la presión diplomática y económica sobre Moscú. Funcionarios ucranios y observadores internacionales advirtieron que la escala del bombardeo reduce las esperanzas de una pronta solución diplomática y subraya la persistente escalada del conflicto.

El ataque alcanzó además otras regiones y ciudades, entre ellas Zaporiyia, Krivói Rog, Odesa, Sumy y Chernihiv, con reportes de explosiones, daños en infraestructura y cortes de energía en varias localidades. Las autoridades sanitarias y de emergencia de Kiev señalaron que más de 20 personas resultaron heridas en la capital y que las sirenas de alerta aérea permanecieron activas durante más de 11 horas en Kiev y su región mientras las defensas respondían a la oleada de vehículos aéreos.

Moscú informó que sus objetivos fueron centros del complejo militar-industrial y puntos logísticos de Ucrania; sin embargo, Kiev y gobiernos occidentales denunciaron que el asalto alcanzó zonas con población civil y daños en infraestructura pública. Organismos y líderes internacionales condenaron la operación y renovaron llamados para aumentar el apoyo a Ucrania, mientras que el gobierno ucranio documenta daños y prepara peritajes sobre el impacto tanto material como humano del ataque.

Las autoridades ucranias continúan las labores de rescate, evaluación de daños y refuerzo de la defensa aérea. La ofensiva ha reavivado las discusiones internacionales sobre sanciones adicionales y el envío de sistemas antiaéreos más avanzados para proteger ciudades y centros neurálgicos. Además, los esfuerzos humanitarios se intensifican para atender a desplazados y a los heridos mientras se recopilan evidencias sobre ataques en áreas civiles.