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Cierra la COP30: acuerdo climático aumenta financiamiento, pero evade mención a combustibles fósiles

Tras dos semanas de negociaciones, la cumbre climática concluye con compromisos para triplicar los fondos de adaptación y nuevos mecanismos para proteger bosques e impulsar derechos indígenas, aunque sin una ruta vinculante para abandonar el petróleo, el gas y el carbón.

24 de noviembre de 2025

Brasil

Redacción

La COP30, celebrada en Belém, Brasil, terminó tras dos semanas de intensas negociaciones marcadas por protestas indígenas, la ausencia de Estados Unidos y hasta un incendio que obligó a evacuar parte del recinto. El resultado fue un acuerdo climático que refuerza el financiamiento para la adaptación y la protección de bosques, pero que evita cualquier referencia directa a los combustibles fósiles, pese a ser la principal fuente de emisiones que calientan el planeta.


Organizaciones civiles, delegaciones de países vulnerables y expertos han calificado el texto como insuficiente ante la magnitud de la crisis climática, al no incluir una decisión clara y vinculante sobre la salida del carbón, el petróleo y el gas.


Un acuerdo sin salida obligatoria a los combustibles fósiles

Uno de los puntos más conflictivos fue la discusión sobre una hoja de ruta global para abandonar progresivamente los combustibles fósiles. Más de 80 países, entre ellos Colombia, Alemania y Kenia, defendieron que el documento final debía contener un plan de acción concreto para cumplir el compromiso de sustituir las energías fósiles por alternativas limpias.


Sin embargo, esta propuesta fue bloqueada por un grupo de naciones, principalmente países árabes y petroestados como Arabia Saudita, por lo que la mención a la eliminación gradual de carbón, petróleo y gas no llegó al texto final.


En su lugar, el acuerdo recoge una iniciativa voluntaria para acelerar la implementación de los planes climáticos nacionales (NDC) y reforzar la cooperación internacional con el objetivo de mantener vivo el límite de 1.5 °C del Acuerdo de París, aunque los científicos advierten que el mundo se encamina a superar ese umbral en las próximas décadas.


Los países también pactaron un diálogo anual de seguimiento para evaluar los avances en la reducción de emisiones y en la adaptación al clima extremo.


Hojas de ruta voluntarias y una cumbre sobre el fin de la dependencia fósil

En la sesión de clausura, el presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, anunció que encabezará dos hojas de ruta voluntarias paralelas al acuerdo oficial de la ONU:

  • Una para transitar desde los combustibles fósiles de manera “justa, ordenada y equitativa”.

  • Otra para detener y revertir la deforestación.


Aunque estos instrumentos no forman parte del texto vinculante, se invitó a todas las naciones a sumarse. Además, se anunció la primera conferencia internacional sobre el fin de la dependencia del petróleo, gas y carbón, que se celebrará en Colombia en abril del próximo año.


Pese a ello, para muchos países vulnerables y organizaciones ambientales estos compromisos voluntarios quedan muy por debajo de la acción necesaria. El principal negociador de Panamá, Juan Carlos Monterrey Gómez, acusó al sistema de la ONU y a la propia COP de estar “fallando a la gente a una escala histórica”, al considerar que se sigue protegiendo a “las mismas industrias que generaron la crisis climática”: la de combustibles fósiles y las fuerzas que impulsan la deforestación global.


Europa: avances limitados, pero “en la dirección correcta”

Desde la Unión Europea, el comisario de Clima, Cero Emisiones y Crecimiento Limpio, Wopke Hoekstra, reconoció que Europa habría preferido un acuerdo más ambicioso, especialmente en materia de salida de combustibles fósiles. Sin embargo, valoró que el pacto al menos avanza “en la dirección correcta”, sobre todo en lo relativo al financiamiento para la adaptación climática dirigido a países pobres y vulnerables.


Triplicar el financiamiento para la adaptación: la otra gran batalla

Uno de los temas más espinosos de la COP30 fue el financiamiento para la adaptación climática. El acuerdo final llama a los países ricos a triplicar como mínimo los recursos actuales —unos 34,700 millones de euros anuales— de aquí a 2035, con el fin de apoyar a las naciones más vulnerables frente a olas de calor, tormentas, inundaciones, sequías y aumento del nivel del mar.


Delegaciones del mundo en desarrollo recordaron que no pueden seguir asumiendo solos el costo creciente de la adaptación. De acuerdo con estimaciones del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), los países más afectados necesitarán alrededor de 310,000 millones de dólares al año para 2035 para reforzar su infraestructura, adaptar ciudades y proteger comunidades.


La negociación se tensó cuando algunos países en desarrollo denunciaron que la promesa de triplicar los fondos se estaba condicionando a que aceptaran una eliminación gradual más agresiva de los combustibles fósiles, lo que consideraron una forma de chantaje climático.

El enviado del presidente de Tanzania y actual presidente del Grupo Africano de Naciones, Richard Muyung, recordó que África solo emite el 4 % de los gases de efecto invernadero mundiales y ha contribuido muy poco al calentamiento global.


“Es como negociar con nuestras vidas por algo que no causamos”, denunció, al relatar que algunos actores sugerían: “Si no aceptan la eliminación gradual, no podemos triplicar los fondos de adaptación”. Según Muyung, ellos respondieron: “No podemos aceptar eso”. Tanzania, además, cuenta con importantes reservas de combustibles fósiles que busca desarrollar con apoyo de Arabia Saudita, lo que añade complejidad al debate.


Bosques, pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes: luces entre las sombras

En esta COP, los bosques tropicales y los derechos de los pueblos indígenas tuvieron un protagonismo inédito. Celebrada a las puertas de la Amazonia, la conferencia recordó que los bosques son esenciales para capturar CO₂, estabilizar el clima y conservar biodiversidad.


Una de las principales novedades fue la creación del Fondo para los Bosques Tropicales para Siempre (Tropical Forests Forever Fund, TFFF), cuyo objetivo es recaudar 125,000 millones de dólares mediante bonos de inversión. La idea es recompensar a los países que conservan sus bosques, mientras se ofrecen rendimientos atractivos a los inversores privados.


Del total, se espera que unos 25,000 millones de dólares provengan de fondos públicos como garantías, diseñadas para atraer 100,000 millones adicionales de capital privado. Brasil, Indonesia y Alemania comprometieron cada uno 1,000 millones de euros, mientras que Noruega anunció cerca de 3,000 millones de euros. También se registraron aportes de Portugal, Francia, Países Bajos y otros países.


Por primera vez, un acuerdo de la COP menciona explícitamente a las comunidades afrodescendientes, un hito que llega poco después de que el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva firmara 28 decretos para reconocer tierras quilombolas —territorios gestionados por descendientes de personas esclavizadas— en todo Brasil.


Diversos estudios señalan que reconocer derechos territoriales a pueblos indígenas y comunidades locales es una de las formas más efectivas de reducir la deforestación, ya que las tasas de tala y degradación suelen ser mucho menores en las tierras ancestrales que ellos administran.


Un mundo lejos de los objetivos de París

A diez años del Acuerdo de París, la COP30 deja un mensaje claro: el mundo sigue muy lejos de sus metas. Proyecciones científicas apuntan a un calentamiento de entre 2.6 °C y 2.8 °C para 2100 si no se modifican de forma drástica las políticas actuales.


Los planes nacionales de acción climática (NDC), que todos los países debían presentar antes de la cumbre, han sido duramente criticados por no estar alineados con el límite de 1.5 °C, ni siquiera con el de 2 °C.


De cara al futuro, se confirmó que Turquía será la sede de la COP31, compartiendo la organización con Australia tras un acuerdo alcanzado luego de un largo pulso diplomático sobre el país anfitrión. Ambos Estados asumirán la responsabilidad conjunta de mantener el clima en lo más alto de la agenda global.

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