En Campeche se celebró el primer Encuentro Nacional “Mujeres en la pesca y acuacultura, del mar a la mesa”, una cita que reunió a más de 150 mujeres de distintas regiones del país. Provenientes de cooperativas, comunidades costeras y proyectos de acuacultura, las participantes compartieron experiencias, avances y las dificultades que enfrentan en un sector históricamente controlado por hombres. El objetivo común fue claro: lograr que su labor sea reconocida oficialmente y traducida en derechos y apoyos concretos.

Entre las demandas centrales estuvo el reconocimiento institucional de sus actividades. Varias asistentes denunciaron que, en censos económicos oficiales, trabajos como filetear pescado, comercializar capturas o restaurar manglares aparecen registrados como “tareas del hogar” en lugar de actividades pesqueras, lo que invisibiliza su contribución económica y dificulta su acceso a programas de apoyo y a padrones de pescadores estatales.

Lideresas como Yanett Castro, de la Cooperativa Almejeras de Santa Cruz y presidenta de la Red Nacional de Mujeres de la Pesca Marea Sostenible, enfatizaron que las mujeres siempre han formado parte de la pesca mexicana y exigen ser nombradas y visibles dentro de la cadena productiva. Desde esa posición reivindicaron que la inclusión no es simbólica: piden registro en censos y padrones, acceso a seguros de vida, herramientas, insumos y programas que reconozcan su trabajo como actividad productiva.

Las voces reunidas en Campeche describieron además la doble jornada laboral que enfrentan: jornadas en faena —como captura, fileteo, comercialización o vigilancia— combinadas con las labores domésticas y el cuidado familiar, lo que las deja con poco tiempo para descansar o participar en la toma de decisiones comunitarias y administrativas. Martha Góngora, de Cozumel, señaló la necesidad de políticas que consideren esta carga diferenciada de trabajo y garanticen condiciones laborales más equitativas.

La reunión también abordó la violencia y la discriminación que sufren muchas mujeres en contextos pesqueros. Desde problemas de inseguridad en comunidades costeras hasta actitudes discriminatorias que limitan su acceso a espacios de liderazgo, las participantes hicieron un llamado por medidas que garanticen su seguridad y su participación plena.

Además de demandas sociales y laborales, el encuentro puso sobre la mesa la relación íntima entre las mujeres y los ecosistemas marinos: muchas de las asistentes trabajan en la restauración de manglares, la protección de playas y la conservación de recursos locales. Para ellas, la defensa del mar es simultáneamente una lucha por la sostenibilidad, la identidad comunitaria y el sustento. Rita González, de Cozumel, subrayó que su lucha abarca desde enfrentar el extractivismo y la contaminación hasta denunciar el abandono institucional.

El balance del Encuentro Nacional fue un pacto de visibilización y acción colectiva: las mujeres se reconocieron como guardianas del mar y de saberes ancestrales, y reafirmaron su compromiso por seguir trabajando para que su trabajo sea finalmente reconocido con nombres, derechos humanos y garantías laborales. La convocatoria en Campeche marca un paso hacia políticas públicas más inclusivas en pesca y acuacultura, donde la sostenibilidad y la equidad vayan de la mano.