Separar los residuos orgánicos no solo reduce la cantidad de basura enviada a los rellenos sanitarios, también permite producir composta, reducir emisiones de metano y cerrar el ciclo de nutrientes.

El problema: muchas personas aún creen que servilletas, bolsas biodegradables o restos de comida con huesos pueden ir todos juntos, lo cual contamina la cadena y hace inviable el reciclaje.

Las cáscaras de frutas y verduras, el café molido, las flores secas y el pan duro sí van al bote orgánico. En cambio, los pañales, productos sanitarios o grasas usadas deben ir al bote de residuos sanitarios.

Programas municipales ya inician pilotos de compostaje domiciliario.

Empieza hoy. Separar bien es revolucionario.